Cuestión de elegancia de Kathleen Tessaro, es uno de esos libros entretenidos, que no tiene otra pretensión que hacernos pasar unas horas divertidas. Que nadie espere mucho más, pero se recuerda con agrado y se relee con gusto. Yo lo he hecho.
«La elegancia es cosa de madres y abuelas eso pensaba Louise hasta que un día…
cayó en sus manos un libro que cambió su vida para siempre.
Quién hubiese dicho que un libro afectaría de tal modo la vida de Louise Canova. Superados los treinta años, con un trabajo de taquillera en un pequeño teatro londinense y casada con un hombre que si alguna vez sintió algo por ella, ya no se acuerda, Louise trata de huir del tedio cotidiano con dos aficiones muy dispares: dormir y curiosear en pequeñas librerías. Es así que en una de esas expediciones encuentra un curioso volumen titulado Elegance, escrito en los años sesenta por Madame Geneviève Antoine Dariaux, experta en moda de la alta sociedad francesa. Entonces, como por arte de magia, desde las páginas amarillentas surge la sabiduría que ilumina la vida de Louise. A la lectura de cada capítulo, que sigue un orden alfabético, se produce una sucesión de reacciones imprevistas: tirar toda la ropa del armario por pasada de moda y poco favorecedora; recordar la angustiosa inseguridad de la adolescencia; revivir la triste historia de amor que comparte con su marido; o salir corriendo a una corsetería de lujo a gastarse una cantidad ingente de dinero en varios conjuntos de ropa interior. Inspirada por ese modelo ideal de mujer que parece importado de otra galaxia, Louise empieza a cambiar radicalmente su forma de ver y sentir la realidad, y lo más sorprendente, constata con incontenible alborozo que los demás mortales, y en especial los hombres, empiezan a fijarse en ella. Cuestión de elegancia es la primera novela de Kathleen Tessaro y desde el momento de su publicación ha figurado en las listas de ventas de Gran Bretaña, Estados Unidos, Italia y Francia.»