SINDROME DE LA CUIDADORA

SINDROME DE LA CUIDADORA

En justicia se debería decir síndrome de la cuidadora y/o del cuidador, porque hay también muchos hombres que dedican su vida a cuidar a un familiar enfermo o imposibilitado, pero también es más cierto que en la inmensa mayoria de casos son mujeres las que hacen este trabajo: cuidar a un familiar enfermo. A ese tipo de cuidadoras es a las que me refiero, no tanto a los/las que han hecho de este trabajo, su profesión remunerada.

La cuidadora suele ser una mujer entre 45 a 60 años o más, que se encuentra que cuando sus hijos han crecido y se han emancipado, debe atender a los padres o suegros ancianos.

La atención a nuestros mayores no debe ser algo considerado como un castigo, es lógico que cuando nuestros padres envejecen seamos los hijos quienes nos cuidemos de su bienestar, es el ciclo de la vida.

Entonces, ¿por qué ha aparecido esto del «síndrome de la cuidadora»? Si es algo tan lógico, ¿por qué se ha descrito toda una serie de síntomas que lo identifican casi como una enfermedad?

La respuesta no la sé. No sé si es que hemos perdido capacidad para sacrificarnos, si vivimos con demasiadas prisas y presiones o si por lo contrario, siempre lo han sufrido quienes se han dedicado al cuidado de las personas mayores y no decían nada por generar en ellos un sentimiento de culpabilidad. «¿Cómo voy a decir que me canso de cuidar a mi madre?», pensarían muchos. Pues sí, cuidar a personas mayores puede ser causa de trastorno en la salud del que lo hace, y aún más si esta persona mayor es alguien muy próximo y querido. El sufrimiento es mayor.

¿Cómo identificamos el síndrome de la cuidadora?

En primer lugar, aparecen síntomas físicos , como cansancio, dolor de cabeza, gastritis, hipertensión, insomnio, mareos, dolores articulares…Junto a todos estos síntomas físicos aparecen otros psicológicos: ansiedad, sentimiento de impotencia, tristeza y sentimiento de culpabilidad por creer que no se está haciendo todo lo debido.
Socialmente la cuidadora o el cuidador también se ven afectados: no se pueden relacionar con los demás tanto como quisieran o en ocasiones, nada en absoluto. Ni pensar en hacer un viaje corto, se abandonan aficiones..cuando no se debe abandonar el trabajo para dedicarse en exclusiva al cuidado de nuestros seres queridos.

Las situaciones probablemente no se puedan cambiar, pero sí la manera en que se afronten.
Hemos de cuidar a nuestros mayores, o en casos mucho más dolorosos a nuestros hijos, absolutamente de acuerdo, pero hay que hacerlo de manera que no vaya a suponer una enfermedad para nosotros. Porque, ¿al cuidador, quién lo cuida?

Hay ayudas oficiales, (ley de dependencia, etc) que pueden darnos una pequeña ayuda económica para contratar a alguien que nos ayude. Si esta ayuda no se consigue, hay que procurar costearla de otra manera (contribuyendo toda la familia en caso de que el anciano o la persona afectada no disponga de medios), pero ha de existir una ayuda, remunerada o no, pero no puede ser que siempre sea la misma persona y todo el tiempo la que se encargue del cuidado de otra dependiente: implicar al resto de la familia, demás hermanos, etc. Cada uno sabrá cuáles son las posibilidades.
Los cuidadores de personas dependientes no deben sentirse jamás culpables, ni de lo que hacen ni de la situación en la que se encuentra esa persona que ahora está a nuestro cuidado. No pensar que ese sentimiento de cansancio o de rechazo es una señal de falta de cariño por esa persona, todos tenemos un límite, y por más amor que sintamos por ella sufriremos cansancio y nerviosismo. Es normal.
Hay que buscar tener unas horas libres, ya no digo cada día, que sería lo ideal, pero sí a la semana. Que en ese tiempo sea otro quien ocupe nuestro lugar y nosotros podamos descansar o dedicarnos a aquello que más nos guste.
Que nadie piense que eso es egoísmo, es instinto de conservación. Nadie puede dar lo que no tiene. No vamos a ser capaces de atender debidamente a nadie si nosotros estamos mal, entonces no sabremos tampoco hacer llegar el cariño que sentimos al familiar que estamos cuidando, y eso, el cariño, es lo único que realmente debe sentir por parte nuestra. Todo lo demás es secundario.

Cuando esta fase de la vida ha pasado, se siente la satisfacción del deber cumplido, de haber sabido acompañar a nuestros familiares en ese momento de la vida con toda nuestra capacidad y nuestro amor, algo que faltaría si no nos cuidamos como es debido a nosotros mismos.

Originally posted 2011-08-09 06:00:58.

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