Como aplicar castigos a niños

 

Cómo aplicar castigos correctamente a niños pequeños

 

Saber castigar adecuadamente a los niños pequeños es una parte fundamental de su educación. Al igual que muchas otras facetas paternas, es muy grande la cantidad de información sin contrastar que recibimos por familiares y amigos. Madres, suegros, hermanos, todos tienen su propia opinión sobre lo que se puede hacer y lo que no en el castigo hacia un niño pequeño, incluyendo la forma y los momentos más recomendables, lo que puede hacernos dudar y cometer errores que pagaremos en el futuro.

 Cómo aplicar castigos correctamente a niños pequeños

El primer punto y el más controvertido es el castigo físico: no es recomendable usarlo. Es importante matizar que decimos recomendable, no que sea prohibitivo ni que vayamos a traumatizar al pequeño. Un castigo físico no deja de ser otra forma de castigar, donde damos una consecuencia a una conducta que no queremos que realice el niño. Sin duda el mayor problema es la falta de entrenamiento que existe para poder aplicarlo correctamente, donde siempre tendremos el miedo de excedernos o de aplicarlo en pocas ocasiones y de forma desproporcionada al hecho.

 

Por ello debemos ser sinceros con nosotros mismos y tener muy clara nuestra capacidad para poder aplicar un castigo físico. Habitualmente nos veremos incapaces de hacerlo y aplicarlo mal es la peor de las opciones que puede haber, donde nos sentiremos incómodos y no habremos conseguido que deje de hacer el comportamiento que queremos eliminar, creando además una situación difícil de manejar si estamos inseguros. Ante todo debemos saber qué haremos nosotros y nuestra pareja, ya que aunque apliquemos un castigo si luego la otra persona que le cuida se lo permite no servirá para nada lo que le enseñamos. Es una cuestión de pareja y de padres, ponerse de acuerdo sobre cómo actuar.

 

Una de las formas más sólidas y recomendables es el llamado castigo de omisión, donde le retiraremos algún juguete o incluso nuestra atención cuando se porte mal. La clave al aplicarlo es ser constante con la relación entre la conducta y el castigo que tengamos pensado. Aplicarlo de forma intermitente hará que no aprenda la relación entre el castigo y su conducta, por lo que seguirá haciéndolo o variando la acción para que no le descubramos. Si, por ejemplo, el problema es que grita mucho una solución es retirarle todos los juguetes, sin prestarle más atención aunque grite más y aclarándole el motivo de por qué sufre el castigo.

 

Por último es importante que tengamos en cuenta el enorme valor del refuerzo, donde en muchas ocasiones premiar el buen comportamiento sirve más que un castigo. Darle una sonrisa, jugar con él e interactuar con elementos de su ambiente harán que aprenda qué puede hacer y qué no, sin necesidad de preocuparnos sobre cómo castigarle.

Originally posted 2015-01-06 15:41:38.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.